El índice de mujeres que mueren en el parto en zonas en desarrollo es 14 veces más elevado que en los países desarrollados. Los niños que nacen en la pobreza tienen el doble de posibilidades de morir antes de los 5 años, en comparación a aquellos niños que nacen en familias acomodadas. ¡Es una diferencia enorme! A día de hoy, se han logrado grandes avances en cuanto al acceso al agua limpia y al saneamiento, o a la reducción de enfermedades como la malaria y la tuberculosis, o a la propagación del VIH/SIDA. Pero todavía quedan muchas cosas por hacer.
Queremos poner fin a las epidemias en zonas deprimidas.
Queremos reducir la tasa mundial de mortalidad materna a menos de 70 por cada 100.000 nacidos vivos.
Queremos erradicar las muertes evitables de recién nacidos y niños menores de 5 años.
Queremos que las actividades de investigación y desarrollo de vacunas tengan apoyo internacional.
Pero, lo más importante: queremos garantizar una vida sana y promover el bienestar para todas las personas de todas las edades.
¡Es posible! El primer paso para cambiar las cosas es querer hacerlo.