En nuestra anterior entrada comentábamos la situación de los ODS en España, probablemente no sean los únicos retos que tiene nuestro país, pero observando el recorrido que presentan los observamos cuatro importantes prioridades:
España es líder de la Unión Europea en fracaso escolar, con una tasa del 21,9% de jóvenes entre 18 y 24 años que han abandonado prematuramente el sistema educativo habiendo completado como mucho el primer ciclo de secundaria. Este porcentaje duplica la media comunitaria (11,1%). (Fuente: oficina estadística de la UE, Eurostat).
España triplica la tasa media de paro en los 34 países de la OCDE. (Fuente: oficina estadística de la UE, Eurostat).
El porcentaje de españoles que viven bajo el umbral de la pobreza aumentó en el 2014 en España al pasar del 20,4% al 22,2%, según la Encuesta de Condiciones de Vida 2014, publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Este es el porcentaje de españoles que tienen ingresos inferiores a 7.961 euros anuales en hogares unipersonales o inferiores a 16.719 en hogares formados por dos adultos y dos niños.
El número de personas en situación de pobreza real sube al 29,2% de los españoles si se tiene en cuenta la tasa Arope, también elaborada por el INE. Esta tasa combina el umbral de la pobreza en rentas con la carencia de necesidades básicas en los hogares (falta de lavadoras, de teléfono, incapacidad para pagar los recibos de la vivienda, dificultad para poner la calefacción o falta de alimentos). En este caso, se ha pasado del 27,3% de españoles pobres en 2013 al 29,2% en 2014 (en números absolutos, 13.567.000 españoles). Tomando el indicador que mide únicamente el nivel de renta, uno de cada cinco residentes en España (22,2%) está en esa situación de pobreza.
España es, según la Agencia Europea de Medioambiente AEMA, uno de los países europeos con mayor índice de explotación, cercano al 40% y, por tanto, uno de los que más sufren estrés hídrico, debido en gran medida al gran porcentaje de agua que se destina a la agricultura; a ello hay que sumarle el elevado consumo de agua que se produce en los hogares españoles en comparación, por ejemplo, con los países del norte de Europa. Por otro lado, el precio del agua para uso agrícola en España es de los más bajos registrados en Europa.