Observando las prioridades que presentan los ODS en España, podemos comprobar, como la proporción del total de recursos hídricos utilizados es un importante reto para el sector agrícola. Según la Agencia Europea de Medioambiente AEMA, España es uno de los países europeos con mayor índice de explotación, cercano al 40% y, por tanto, uno de los que más sufren estrés hídrico, debido en gran medida al gran porcentaje de agua que se destina a la agricultura. Si a ello le sumamos que:
El sector agrícola representa aproximadamente el 70% de todas las extracciones de agua dulce a nivel mundial y más del 90% en los países menos desarrollados del mundo (Fuente, WWAP 2014).
En 2050, la agricultura tendrá que producir un 60% más de alimentos a nivel mundial, y un 100% más en los países en desarrollo.
El uso ineficiente del agua para la producción de cultivos agota los acuíferos, reduce el caudal de los ríos, degrada los hábitats de la vida silvestre y ha provocado la salinización del 20% de la superficie mundial de tierras de regadío (Fuente, FAO 2011)
Es fácil llegar a la conclusión de que las tasas de crecimiento actuales de la demanda agrícola de recursos de agua dulce son insostenibles.