La pandemia del COVID-19 que está asolando el mundo entero, y en concreto a nuestro país, no es ya solo una crisis sanitaria que representa una seria amenaza para la salud. Los efectos colaterales que va a tener sobre la actividad económica y social amenazan también con golpear duramente las economías de todo el mundo de una forma aún impredecible en su intensidad y duración.
El cierre temporal de comercios y fábricas, así como las medidas de confinamiento domiciliario y de restricciones de la movilidad de los ciudadanos, tomadas por la mayoría de los países afectados, van a generar desequilibrios en la oferta por la reducción de la producción, así como un choque en la demanda por la reducción en la propensión al gasto de empresas y consumidores.
Este parón de la actividad económica es muy probable que ponga en dificultades a muchas empresas, especialmente aquellas pequeñas y medianas que no cuenten con la suficiente fortaleza para resistir un golpe de esta naturaleza. También, sin duda, esta crisis va a poner en riesgo a un gran número de familias, colectivos profesionales y autónomos que van a verse afectados por el cese de sus actividades y trabajos.
En una coyuntura como la actual está siendo esencial el papel de las entidades financieras, que deben canalizar y poner a disposición de la sociedad un amplio volumen de recursos públicos y privados que aseguren la liquidez y el crédito necesarios para mitigar los efectos de esta ralentización de la actividad empresarial, así como su restablecimiento en el menor tiempo posible. En ese sentido, como otros tantos, la actividad crediticia va a ser fundamental para la vuelta a la normalidad.
El papel de la banca cooperativa
Diferentes circunstancias han posibilitado el éxito y consolidación de la banca cooperativa a lo largo y ancho del planeta, pero sin duda una de las más importantes ha sido nuestra capacidad de adaptación a diferentes escenarios y circunstancias, así como el papel desempeñado a favor de sus socios y clientes ante las crisis de diversa índole que hemos tenido que afrontar durante el último siglo. Es necesario recordar que nuestras entidades, en su origen, fueron fundadas para mejorar el acceso a la financiación de las personas, bajo las premisas de autoayuda, responsabilidad y solidaridad.
Por tanto, en un momento como el actual de crisis sanitaria y económica, en el que el bien común, así como la economía social y solidaria, adquieren una especial relevancia en nuestra sociedad, se antoja necesaria y oportuna la presencia de nuestro modelo de banca cooperativa y de proximidad para asegurar desde la primera línea la asistencia financiera a familias, empresas, pymes, comercios y autónomos.
Asumimos la responsabilidad que nos corresponde
Conscientes de esa responsabilidad y asumiendo el papel que nos corresponde, en el Grupo Cooperativo Cajamar nos hemos puesto desde el primer momento a trabajar para ofrecer a nuestros socios y clientes todas las soluciones necesarias para superar juntos esta situación. Nuestro modelo de negocio, caracterizado por su arraigo territorial, vinculación al tejido productivo local y la capilaridad de nuestra red de oficinas, nos facilita poder mantener una relación de proximidad y cercanía con nuestros socios y clientes, agentes sociales y comunidades locales.
Por eso, ante este escenario, hoy más que nunca, mantenemos nuestra imprescindible labor de inclusión social y dinamización de la economía local, centrados en atender y dar respuesta a las necesidades de las empresas y las personas que siempre hemos desempeñado.
Fruto de este compromiso, nuestro Grupo Cooperativo Cajamar ya ha implementado en apoyo de las empresas, las pymes, los autónomos y las familias, diferentes medidas como las ampliaciones del plazo para devolución de préstamos a corto plazo y soluciones de financiación puente; la ampliación de las líneas de crédito para exportaciones e importaciones; la moratoria hipotecaria para las familias más vulnerables; el aplazamiento sin coste de rentas de alquiler de activos adjudicados; el anticipo sin coste de las pensiones, de la prestación por desempleo y de la prestación por ERTE; la eliminación y reducción de las comisiones de los TPV conforme a su actividad; la emisión de tarjetas sin comisión, entre otras.
Sabemos que es el momento para que nuestros socios, clientes, y el conjunto de la comunidad de nuestro entorno, nos sientan más cerca que nunca, centrándonos especialmente en las familias, autónomos, pymes y aquellos colectivos más vulnerables. Con la profesionalidad y el compromiso social de todas las personas que formamos parte de nuestro Grupo, y sustentados en la resistencia y robustez de nuestro modelo de banca cooperativa, vamos a seguir llevando a cabo esta importante labor social, cerca de las personas y de los territorios. Para eso nacimos y para eso estaremos.