Uno de los mayores retos que tienen los profesionales con cierta responsabilidad en las organizaciones es ser capaces de anticiparse al futuro y de adoptar las decisiones correctas que aseguren la sostenibilidad de las mismas.
Desde Cajamar Caja Rural siempre hemos querido contribuir a facilitar esta tarea a los diversos agentes que intervienen en la cadena agroalimentaria, lo que constituye el objetivo fundamental del trabajo que realizamos en nuestros centros experimentales y nuestro Servicio de Estudios, así como la línea editorial de nuestras publicaciones.
En algunos casos hemos sido protagonistas directos del proceso de innovación del sistema agroalimentario, poniendo a punto nuevas tecnologías. En otros, hemos buscado la adaptación e implementación de conocimientos que nos llegaban desde fuera. En ambos casos, siempre hemos procurado realizar diagnósticos de nuestra realidad más próxima e intentado anticipar el futuro mediante análisis prospectivos.
Mucho más que tecnología
La innovación forma parte de nuestra cultura. Pero como entidad con una gran implicación social no nos hemos limitado a fomentar el desarrollo tecnológico, sino que también hemos creído que la innovación social, y la forma en que se organizan las personas es la base de un crecimiento duradero y equitativo.
En esta misma línea, otra de las características que nos ha acompañado a lo largo de los años es el inconformismo. Los éxitos alcanzados son solo una señal de nuestra capacidad para asumir nuevos retos, y nunca una garantía de futuro. Menos aún en una época en la que los cambios se suceden a velocidades de vértigo y en la que la sociedad está en continua evolución. Muchas de las realidades cotidianas que hoy nos acompañan no existían hace unos pocos años, y nuestra vida pronto será distinta, de una forma que no podemos prever.
En este contexto, desde el Área de Innovación Agroalimentaria de Cajamar nos cuestionamos permanentemente cómo podemos ayudar a desarrollar nuevos productos y tecnologías que nos proporcionen los alimentos del futuro. Y creemos que esa capacidad de anticipación no va a depender de la intuición y/o de las aptitudes visionarias de unos pocos. Será fruto del trabajo. De un trabajo ordenado y metódico que también tendrá que evolucionar.
Las metodologías científicas tradicionales requerían de largos periodos de maduración, con varias fases que partían del planteamiento de hipótesis para llegar a la evaluación y contraste de resultados. Los proyectos duraban varios años y los productos obtenidos con éxito se mantenían en el mercado durante mucho tiempo.
La inquietud como método de trabajo
La aceleración de todos estos procesos nos exige revisar nuestras fórmulas de trabajo. De la misma manera que han cambiado las tecnologías y ha cambiado la sociedad, nosotros también debemos acompañar esos cambios. Y para buscar ese nuevo camino no hay nada mejor que hacerse preguntas:
- ¿Quién influirá más sobre la forma en la que nos alimentamos? ¿Las abuelas y madres sobre los hijos y nietos, como ha ocurrido hasta hace relativamente poco, o las nuevas generaciones sobre sus predecesores?
- ¿La innovación va a surgir de grandes estructuras jerarquizadas o de proyectos colaborativos de personas inquietas e independientes?
- ¿Nos acordamos de cómo era nuestra cesta de la compra hace 10 años? ¿Podemos imaginarnos como será dentro de otros 10?
- ¿Se homogeneizarán los hábitos alimentarios en todo el planeta o habrá cada vez una mayor diferenciación y segmentación?
- ¿Dónde y cómo compraremos los alimentos?
- ¿Tendremos suficientes recursos, especialmente agua, para producir todos los alimentos que necesita una población en crecimiento?
Podríamos seguir con muchas más cuestiones que nos preocupan, pero creemos que las anteriores plantean suficientes inquietudes y muestran los grandes desafíos a los que nos enfrentamos.
Conocimiento y anticipación
Ante semejantes retos, en Cajamar tenemos el compromiso de buscar nuevas fórmulas de colaboración estratégica con organizaciones y personas con las que compartimos una misma visión del futuro. Y la responsabilidad de conseguir suficientes alimentos para todos es tan ambiciosa y relevante para la humanidad que tenemos que ser capaces de atraer a las mentes más inquietas y talentosas. Especialmente a los jóvenes que tienen una mayor habilidad para diseñar nuestro porvenir.
Fomentamos la cultura de la innovación y la generación y la transferencia de conocimientos porque son los factores determinantes para la sostenibilidad económica, social y medioambiental de la cadena agroalimentaria, como lo han sido siempre y como lo serán todavía más en los próximos años. Lo que únicamente será posible gracias a la continua incorporación de tecnologías cada vez más eficientes y limpias, y a la innovación permanente para adaptarnos a las nuevas tendencias y hábitos de consumo. Solo así nuestra oferta podrá seguir compitiendo en un mercado cada vez más global.
Roberto García Torrente
Director de Innovación Agroalimentaria
Cajamar Caja Rural