El pasado mes de octubre el Carbon Disclosure Project (CDP) concedió la calificación de “B” al Grupo Cooperativo Cajamar por la medida y gestión de su huella de carbono en el ejercicio 2015. El CDP es una organización independiente sin ánimo de lucro que mantiene la mayor base de datos mundial de información corporativa sobre cambio climático. En concreto, analiza la evolución de las mayores empresas por capitalización de la gestión de emisiones de carbono y de su lucha contra el cambio climático. El indicador mide tanto la transparencia como el desempeño en materia de gestión de emisiones de gases de efecto invernadero.
En 2014 el Grupo Cooperativo Cajamar se sometió por primera vez al análisis del CDP y obtuvo una calificación de desempeño de “C”. El esfuerzo realizado por la entidad en términos de transparencia y gestión de su huella de carbono a lo largo de 2015, aun a pesar de haber aumentado significativamente las exigencias del CDP en la evaluación, le ha permitido conseguir una excelente calificación que se traduce en una gestión activa de la huella de carbono y unos resultados en términos de reducción de emisiones muy considerable. De hecho, prácticamente el 100% de la energía eléctrica consumida por el Grupo Cajamar procede de fuentes renovables, por lo que, en lo relativo al consumo eléctrico, la Entidad es neutra en emisiones. Además, se están haciendo esfuerzos muy notables para minimizar la fuga de gases de los aires acondicionados, que también contribuyen de forma importante al calentamiento global. Por su parte, las emisiones procedentes de los viajes de trabajo de los empleados también se han reducido significativamente por la racionalización de los desplazamientos y el uso de la videoconferencia.
Los niveles van desde el “D” (Disclosure) al “A” (Leadership), pasando por el “C” (Awareness) y el “B” (Management). Para pasar de un nivel a otro se tiene que obtener una calificación mínima en los anteriores. El nivel “D” significa que la entidad ha identificado dónde se encuentra en el ámbito de la huella de carbono, es decir, ha medido con transparencia las emisiones de gases de efecto invernadero. El nivel “C” significa que la entidad ha determinado qué implica el cambio climático para sí misma. El nivel “B” hace referencia a cómo gestiona los riesgos e impactos del cambio climático en sus operaciones. Y, finalmente, el nivel “A” responde a cómo afronta y busca soluciones la entidad al problema del cambio climático.
La gestión de la huella de carbono no solamente refleja el desempeño ambiental, refleja también el desempeño y la mejora de procesos en otros ámbitos de la organización.