La crisis económico-financiera ha provocado en España una reconversión bancaria sin precedentes en términos de alcance y profundidad. En consecuencia, el mapa competitivo ha experimentado importantes transformaciones que han desembocado en una pérdida de diversidad bancaria, en una clara tendencia homogeneizadora en el conjunto del sector, y subsecuentemente, en la pérdida de diferenciación por parte de las entidades que operan en nuestro país. Las causas más importantes que han motivado dicha pérdida de diferenciación, sin ánimo de ser exhaustivos, se podrían sintetizar en las siguientes: pérdida de referencia territorial de muchas entidades, presión regulatoria, protocolos de adhesión, transformación digital, pérdida de relevancia de la acción social, y, finalmente, deterioro de la cultura empresarial (procesos de concentración empresarial y crisis identitaria).
Ante este fenómeno, por un lado el sector se ve abocado a establecer estrategias de cooperación para abordar los nuevos retos que se avecinan, especialmente los grandes retos tecnológicos por su capacidad de moldear comportamientos y conductas sociales; pero, por otro lado, las entidades han de buscar nuevas ventajas competitivas y nuevos atributos diferenciadores, compatibles con su historia, su tamaño, su misión y vocación, que les permitan identificar su espacio comercial y, fundamentalmente, su licencia social para operar. Y en este proceso de diferenciación, la cultura empresarial juega un papel capital.
Cuando hablamos de cultura empresarial hacemos referencia a la personalidad de la organización, es decir, a uno de sus principales activos intangibles que se trasladan necesariamente a su reputación, a su imagen de marca y, sobre todo, a su licencia social para operar.
Los principales elementos que definen la licencia social para operar del Grupo Cooperativo Cajamar son consustanciales a su naturaleza de base cooperativa y a su clara vocación de apoyo a la economía real, a la economía social y solidaria, así como a la sostenibilidad del entorno. Para el Grupo Cooperativo Cajamar, aparte de la propia cultura corporativa y su Sistema Ético de Gestión,
La cultura corporativa del Grupo Cooperativo Cajamar se ve reflejada necesariamente en su misión, visión y valores, claramente establecidos y conocidos por el conjunto de la organización. La cultura corporativa, además de ser un potente instrumento de diferenciación, también permite mejorar el desempeño del Grupo, facilitar los procesos de cambio y orientar la acción de todos los miembros de la organización generalizando las buenas prácticas ético-bancarias y una armoniosa relación con sus grupos de interés.
La misión y visión del Grupo Cooperativo Cajamar responden a la pluralidad de las entidades que lo conforman, a la diversidad de territorios en los que opera, a su historia y experiencia, a su realidad actual, a sus expectativas de futuro y a su modelo de negocio cooperativo. Un modelo de negocio de banca minorista de cercanía, basado en el apoyo financiero a las familias y a las micro, pequeñas y medianas empresas, a la economía real y productiva, y a los sistemas productivos locales, especialmente a los de base agroalimentaria y cooperativa. Por consiguiente, un modelo de negocio que oferta soluciones financieras al tejido productivo para que las empresas puedan con mayor facilidad generar empleo y fijar capital al territorio, promoviendo el progreso económico y social, así como el desarrollo local sostenible y los sistemas productivos locales. De igual modo, la misión y visión del Grupo Cooperativo Cajamar, a través de su base cooperativa, recogen el principio de creación de valor compartido, entendiendo que el desarrollo de la entidad debe ir en paralelo con el propio desarrollo de la sociedad en la que opera. Es decir, la entidad debe crecer con la sociedad, alineando sus intereses con cada uno de los grupos de interés con los que se relaciona e interactúa.
Francisco Javier Dueñas Selma
Director Responsabilidad Social Corporativa y Calidad Global
Banco de Crédito Cooperativo-Grupo Cooperativo Cajamar