Desigualdad de ingresos significa lo alarmante que es que el 10% más rico de la población posea casi la mitad de los ingresos totales mundiales. Pero es que, además, existen desigualdades basadas en el género, la edad, la orientación sexual, la clase, el origen étnico, la religión… la lista es interminable. Debemos detener esto. La desigualdad debilita el crecimiento, fomenta la pobreza y merma el sentimiento de realización y la autoestima de las personas. La desigualdad también alimenta la delincuencia, las enfermedades y la degradación del medio ambiente.
¿ Y tú, qué puedes hacer?
• Destina recursos a la ayuda humanitaria, para combatir la desigualdad que generan los desastres naturales y las guerras. Desde alimentos hasta medicamentos, una pequeña ayuda puede suponer una diferencia enorme.
• Promueve la eliminación de brechas salariales en tu entorno. Son una de las mayores muestras de desigualdad en los países desarrollados.
• Dale un fuerte impulso a la educación en relación a la multiculturalidad a través de viajes, historias del mundo y actividades con las personas de otros países en tu barrio. Algo tan sencillo como darles conversación es hacer un acto de inclusión.
• Patrocina la escolarización de un niño desde casa. Podrás seguir su evolución y estarás cambiando su futuro.
• Manifiesta una desigualdad cuando la detectes, sobre todo si tú estás siendo favorecido frente a otra persona más vulnerable. ¡Tu papel es el más importante!