La bioeconomía es una revolución de la forma en que la sociedad obtendrá fuentes vitales de energía y carbono, reduciendo en el proceso -en forma importante- la dependencia del petróleo y de otras fuentes de energía tradicionales. Una verdadera revolución de los sistemas productivos, mecanismos jurídicos y estructuras económicas. Pero sobre todo, una nueva revolución en la larga historia del ser humano. Esta vez, necesaria. Seguramente, obligatoria. Esta vez por supervivencia. Ello implica cambios. Cambios para el futuro, que necesitamos ya. Y que debieron ponerse en marcha ayer.
Muchas empresas, afortunadamente, se anticiparon a este hoy. La biotecnología y procesos químicos avanzados harán posible esta transformación, proveyendo recursos de manera sostenible, para la producción de bioproductos y de un nuevo modelo alimentario. La bioeconomía permitirá el desarrollo de productos y procesos basados en materias primas renovables con efectos ambientales neutros o positivos, un acentuado desarrollo económico local y una buena percepción social. Una realidad orientada a generar innovación en el ámbito de la producción y el uso sostenible de biomasa. Pero sobre todo, a generar futuro para un sector cuya voz necesita hacerse oír cada vez más hoy, en el complejo entramado económico: el sector humano.